Con frecuencia el cerebro se compara con un sistema informático que procesa nuestra realidad y almacena nuestros recuerdos. Pero a diferencia de cualquier equipo hecho a base de semiconductores, el kilo y medio de masa encefálica dentro de nuestro cráneo tiene la capacidad de reconfigurarse.
Esta propiedad conocida como neuroplasticidad que es absolutamente singular en nuestro organismo, ofrece un sinfín de oportunidades para quienes están dispuestos a estudiar los límites de su percepción.
La neuroplasticidad se produce debido a cambios externos en el entorno, en el comportamiento, e incluso en el estado emocional. Se ha demostrado en resonancias magnéticas hechas en los taxistas de Londres que el hipocampo (la posterior parte del cerebro que se ocupa de la representación espacial del entorno) es mayor, porque necesitan desarrollar habilidades de navegación.
Por otra parte, los científicos han encontrado que muchos músicos profesionales tienen diferencias notables en las zonas motoras, auditivas o sensoriales de su cerebro. El resultado es que al cerebro no le importa de dónde viene la información que recibe, sino simplemente qué hacer con ella.
Basándose en ello, investigadores en neuroestimulación han desarrollado
sistemas que permiten a las personas sordas “sentir” gracias a una serie de sensores de vibración colocados en un chaleco en contacto con su pecho.
Después de una dilatada formación, los pacientes han sido capaces de entender las palabras enviadas al chaleco a través de un micrófono y codificados como una secuencia de vibraciones.
*Agradecemos a D. P. Tort su colaboración en la traducción del texto.
Por si alguien quiere leer el artículo completo (en inglés)
http://motherboard.vice.com/read/rewiring-the-brain-to-create-new-senses