EXPERTOS ADVIERTEN DE LA APARICIÓN DE LESIONES OCULARES POR LA EXPOSICIÓN PROLONGADA AL SOL

La utilización de filtros en lentes de contacto y el uso continuado de gafas de sol reduce la radiación ultravioleta que llega a la superficie del ojo.

Estudios realizado por oftalmólogos han demostrado que las lentes de contacto que incorporan filtros ultravioleta no solo reducen la cantidad de radiación que llega a la superficie del ojo sino que protegen de la radiación que pueda filtrase por aquellas zonas que no cubre la gafa de sol.

En países como España es conveniente llevar siempre gafas de sol porque existen más de 300 días de sol continuado.

Cuando se padezca una patología de retina es conveniente que sean filtros y no gafas normales de sol, los que protejan la retina, de acuerdo con la enfermedad que se padezca y lo mucho que se deslumbre ante la luz solar.

Hay que ser cuidadoso ya que en la actualidad “no todas las lentes de contacto” incorporan un filtro ultravioleta y, por lo tanto, no garantizan la fotoprotección.

Los especialistas en visión recomiendan limitar la exposición durante las horas de mayor radiación, especialmente en los niños, así­ como evitar el uso de lentes de contacto en las piscinas y utilizar siempre fotoprotectores solares y gafas de sol homologadas.

Asimismo, a la hora de elegir una gafa de sol, es aconsejable consultar con el profesional optometrista sobre la categoría del filtro solar que incorpora, ya que este se pueden clasificar de 0 a 4, según la intensidad y las condiciones de luz. Independientemente de la categoría, todas las gafas de sol homologadas deben filtrar un mínimo del 99% de los rayos UV.

El uso de lentes de contacto para bañarse en piscinas y playas está también desaconsejado, ya que puede provocar conjuntivitis e incluso úlceras corneales, “a veces con gran compromiso visual y que en ocasiones precisan un trasplante de córnea para su tratamiento definitivo”, añade la especialista en enfermedades de la córnea y del segmento anterior del ojo.

Ello es debido a que los microorganismos que las producen se encuentran en el agua y pueden dejar una cicatriz residual importante en la córnea en aquellos pacientes que se bañan con las lentes de contacto.

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