Hoy es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, un día que nos suena familiar como todos los restantes. Quedan 364 para hacer otro año, y en el interim vamos viendo cómo progresa nuestro hijo, cómo empeora nuestra hija, cómo es posible que sigamos viviendo como si de nada especial se tratara.
Las personas con discapacidad salen a la calle con el problema a cuestas, la discriminación de la gente, la pena, ¡ay, la pena! y el duro concepto que deben manejar para intentar sortear personas, patinetes o simplemente explicar qué les pasa. No acceden a los trabajos porque muchos dicen que al tener una discapacidad tendrán un problema y sobre el estigma que subyace entre el dolor y la pena, sorteamos los tiempos, la imbecilidad humana y los silencios que se procuran desde la zona de confort.
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